martes, 5 de enero de 2010

Sobre los árbitros y demás elementos de guardar


Los árbitros son una raza peculiar dentro del mundo del fútbol. Todo el mundo los "odia", sin embargo sin ellos, la práctica de este deporte, al menos para un servidor, sería impensable. Porque no sé ustedes, pero yo no me imagino a un árbitro parando el partido para ver por una pantallita si el gol entró o no, si el balón salió fuera para unos o para otros, si tal o cual jugada fue fuera de juego, etcétera. Es más, en algunos casos, la tecnología puede llevar a los "referees" y a sus asistentes a confundirse. Me estoy refiriendo, en este caso, a los sistemas de comunicación (pinganillo) que utilizan los que, al menos en teoría, mandan sobre el terreno de juego, y que con la falta de entendimiento entre los interlocutores, puede dar lugar a que se pite algo que no es.
Por eso, cuando pasan situaciones como la que hoy le ha tocado vivir a Pérez Burrull, colegiado cántabro que se ha convertido, queriendo o sin querer, en el protagonista del partido de ida de los octavos de final de la Copa del Rey (Barcelona 1 - Sevilla 2), al que suscribe se le ocurre imaginarse lo que debe estar pensando el señor juez en esos momentos, en que cinco o seis "maromos" empiezan a increparle. -"Joder, pues yo lo he visto claro. ¿Qué hago?- mira a sus dos asistentes, en la mayoria de las jugadas uno de ellos en "Parla", pero se hacen los ´Ibras´- "Claro, cómo no- piensa Burrull, o cualquier otro- ahora me toca decidir a mí". A todo esto, la situación que les estoy contado suele desarrollarse en pocos segundos, con 60.000 personas, en el caso de hoy, mentando a toda tu estirpe, y claro, optas por lo primero que has pensado, o por lo último, pero piensas y elijes rápido, porque esos seis jugadores en desacuerdo contigo ya están respirándote encima.
En el partido de hoy, situaciones similares a esas se han repetido unas cuantas veces. Incluso otras de menor trascendencia a corto plazo, pero que a la larga pueden determinar el devenir de un encuentro de fútbol, caótico e impredecible como lo que más.
Por eso, entiendo que la labor de un colegiado es tremendamente difícil, aunque en algunas ocasiones, uno no se pueda explicar cómo es que no ha visto algo que todo el mundo en vivo ha advertido con claridad.
Un sevidor, y como yo mucha gente (por no decir casi toda), piensa que el árbitro es un señor que llega al estadio, se cambia de ropa, sale, arbitra y se va a casa, sin pensar en las consecuencias de sus actos. Nada más lejos. El árbitro prepara minuciosamente su trabajo, hasta tal punto que, comenta con sus compañeros las posibles jugadas conflictivas horas antes del partido, en base a las alineaciones, estrategias y formas de jugar que tienen los equipos. Coordina la labor de sus tres "escuderos" y pasa un informe del partido a un delegado observador designado por el comité de árbitros, que es el encargado de evaluar la actuación del combinado arbitral.
En este punto se plantea una cuestión. Si un árbitro cobra unos 16 millones de las antiguas pesetas brutos por temporada (en primera, obviamente), ¿sería de recibo sancionar a los colegiados económicamente en función de la nota global del año entero? Negativo. Los árbitros son personas igual que los jugadores, e igual de profesionales. Y a un jugador, si falla un penalti, o hace una entrada dura y es expulsado, no se le suspende de empleo y sueldo, aunque depende de las circunstancias.
Pensaba que tenía más claro este concepto, pero meditándolo en frío es subjetivo y susceptible de ser evaluado de forma diferente para cada situación.
En fin, que ser árbitro es un "papelón", para que nos entendamos todos, pero también está bastante bien pagado, si estás en primera o en segunda, claro. De esto se desprende que esa profesión es paralela en muchos aspectos a la de futbolista. Pero mejor que mi explicación o mis cábalas sobre lo que es ser árbitro de primera división, es este vídeo que he encontrado en la maravillosa red de redes. Se trata un documento audiovisual que no tiene desperdicio y que ayudará sobre todo a los aficionados, pero también a los deportistas de élite de cualquier disciplina, a entender mejor la labor de estos trabajadores y a empatizar con sus sentimientos dentro y fuera del campo. Comprenderán ustedes, señoras y señores lectores de este mi blog, que los árbitros y su entorno, son elementos de guardar dentro del deporte a cualquier nivel.
Este es mi presente para el colectivo arbitral en la noche en la que...shhhhhhhhhhhhhhh, ¡qué vienen los reyes!

http://www.youtube.com/watch?v=EHtmJ38rKIA&feature=player_embedded

(Son cinco partes. Es un poco largo, pero con ver el principio se aprecia lo que he intentado explicar en esta entrada).

3 comentarios:

  1. Bienvenido a la blogsfera Chanca!

    Pues yo discrepo contigo en dos aspectos:
    1. En cuanto a categorías inferiores se refiere (y hablo por experiencia) hay un porcentaje altísimo de árbitros que nunca han jugado al fútbol, y eso se nota. En ocasiones cometen errores casi cómicos porque no saben interpretar el juego.

    2. Como tú no creo que se les deba sancionar económicamente por sus malas actuaciones. Pero como tú has señalado su sueldo no es precisamente mileurista y por lo tanto cuestiono que no sean profesionales y puedan desempeñar otros trabajos en pararelo. España es de los pocos países con un nivel futbolístico alto en el que no están profesionalizados.

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  2. Entiendo tu postura en cuanto a las categorias inferiores, pero en dichas instancias tampoco cobran 16 millones al año. Si lo hacen bien, irán subiendo de categoría y ganando cada vez más. Sin embargo, pueden hacerlo bien y pifiarla en un partido importante. Pese a esa pifia, en el computo global de sus notas a lo largo de la temporada, un arbitro de segunda podria subir a primera incluso habiendo hecho un papel nefasto en una final, o en una promo de ascenso. Mu complicaooooo lo de ser arbitro. Yo paso :P

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  3. por cierto, gracias por la bienvenida currelas. A ver si nos vemos pronto. Un besiño

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