lunes, 8 de marzo de 2010

A la altura del valor



Hace unos días me pasó algo emocionante, sobre todo para un amante del deporte y proyecto de periodista deportivo como un servidor. Me dieron la oportunidad de charlar con el hermano de Iñaki Ochoa de Olza, Pablo. De acuerdo, muchos de ustedes, queridos lectores de toda índole y condición, se habrán quedado tal cual, después de haber leído este nombre. Puede que algunos no, y por ello me congratulo. Incluso reconozco que a mí me costó ubicar su nombre, aunque al poco de escucharlo me acordé, y una mueca de tristeza y admiración se dibujo en mi rostro. Les explico por qué.

Iñaki Ochoa de Olza fue un español, de Pamplona, montañero e Himalayista (para los de la LOGSE, como alpinista pero en el Himalaya) que además trabajó como guía de montaña e hizo más de 200 expediciones a dicha cordillera. Iñaki era un purista en esto del himalayismo, y una eminencia, por qué no decirlo. Este caballero subía a pulmón a las cimas de las montañas más altas del mundo, sin oxígeno adicional, con un par, como un autóctono. Tanto es así, que en dos ocasiones salvó la vida del mismo sherpa (para los de la LOGSE, los que viven en el himalaya). En sus más de 20 años de carrera realizó más de 30 expediciones a los 14 ochomiles, con 16 cimas en 12 de ellos. Además, abrió una nueva ruta de ascenso al Shishapangma. Las dos únicas cumbres que le quedaban por conquistar eran el Kanchenjunga (ha costao leerlo y escribirlo) y el famoso Annapurna. Precisamente, fue ésta última la que se quedó con el cuerpo de este gran navarro. Iñaki sufrió un accidente a 7.300 metros de altura, que le produjo daños cerebrales y un edema pulmonar que le costó vida el 23 de Mayo de 2008. El alma está en la memoria de sus seres queridos, y allí se quedará durante el resto de sus vidas.

Pero lo que hacía grande a este hombre, no sólo era su respeto por el deporte y sus éxitos en su disciplina. Noooo. Lo que pasa, es que por lo visto, y no por lo oído eh, por lo visto, este tío era un ejemplo de amigo, de persona, y como no, de deportista. Les vuelvo a explicar.

Como les decía antes, tuve la oportunidad de hablar por teléfono con el hermano de Iñaki, Pablo. Bueno, yo y todos mis compañeros del Máster. Éramos 16, casi nada, y Pablo se portó como un señor con todos nosotros, y respondió a todas nuestras preguntas sobre un tema del que debe estar cansado de hablar y que no debe ser del todo agradable para él. Nos contó, que en el intento de ascenso de su hermano, tras el accidente, un sherpa le llamó para decirle que iba a subir a rescatar a su hermano y al alpinista que le acompañaba en ese momento. Pablo se lo agradeció y el sherpa, acto seguido, le dijo en un inglés perfectamente reconocible para un español: "No, no, Iñaki is my friend, i am going to rescue him, because he is my friend, is not a customer". Daba a entender que iba a por Iñaki porque era su amigo, no porque fuese su trabajo o porque tuviese la obligación por conocer el terreno. Para más sorpresa, más de 10 alpinistas de todo el mundo se pusieron en marcha para rescatar a Iñaki de ese infierno blanco. Tardaron apenas un día en iniciar la expedición. Ese detalle, estarán conmigo, vale una enciclopedía sobre el caracter de una persona. Había demostrado tanto valor, tanta solidaridad, tanta humildad, que sus compañeros acudieron a su rescate sin dudarlo un instante. Gente de Polonia, de Canadá, de todas partes del mundo dijeron "¿al Himalaya? Estoy llegando".

7.300 metros. Ese era el objetivo y resultó ser la altura del valor.

La historia del Gran Iñaki Ochoa de Olza, me sirve para contar otra, mucho más actual, de hace cuatro días. Resulta que Edurne Pasabán, también española, de Tolosa, y también himalayista, se ha propuesto convertirse en la primera mujer de la historia que conquista los 14 ochomiles. Una tía que sabe a qué altura está el valor. Ya lleva 12 y ahora afronta la expedición de los dos últimos, el Shishapangma y el puñetero Annapurna. La alpinista vasca había decidido y acordado con el gobierno chino empezar por el Shishapangma, para después atacar al Annapurna. Pues ahora resulta que no. Con todo preparado y con los planes establecidos, los chinos han dicho por la cara, que no se sube al Shishapangma hasta abril, y punto en boca.

Tengo que decirle algo muy serio al gobierno chino. Dejen de marear la perdiz y permitan, lejos de sus intereses despóticos, a los profesionales hacer su trabajo como a ellos les parezca.

Perdonen que me ponga así, pero las cosas, parece que no pero, cambian. Un huevo además. Lo que pretendía ser el inicio del viaje, una escalada ligera y rápida (palabras de la perjudicada) se ha convertido en un auténtico putadón. Tendrán que subir a la más peligrosa de los 14 ochomiles según Iñaki, y la más alta de las dos que le faltan a Edurne para ser leyenda viva de este deporte. Además, lo harán en condiciones invernales y sin expediciones paralelas, lo que dificulta la ascensión.

Es curioso que esta noticia llegue justo 20 horas antes de empezar a subir y en un momento en el que, una española y una surcoreana se juegan el honor y el tipo en convertirse en la primera mujer en alcanzar 14 ochomiles.

En fin, que responsabilizo directamente al gobierno chino y a Mao si hace falta, si a esta gente, que el dios de la montaña no lo quiera, le pasa algo allí arriba. A ver si es posible, háganme el favor, no poner más trabas a una actividad en la que la gente es consciente de que se juega la vida, hombre ya!

Le deseo toda la suerte del mundo a Edurne Pasabán y a todo su equipo, para que vuelvan sobre todo, y si es con esos dos picos, mejor. Y que no se preocupen, que a 7.300 metros, seguro que tienen ayuda.

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